08-02-2023

Cómo los microcréditos permiten el éxito en América Latina

Al crecer, mis padres me enseñaron la importancia de la unidad, el trabajo duro y la dedicación. En El Salvador, en mi familia eran agricultores. Cosechaban la tierra con maíz, frijol y café, y tenían vacas, gallinas y cerdos. Muchos de ellos también eran sastres o vendedores ambulantes. Sin embargo, a menudo nunca llegaban a disfrutar de lo que producían. Las luchas de la pobreza se convirtieron en un obstáculo para mi familia. Entre nuestras luchas financieras, la guerra civil en curso y la escalada de violencia, mis padres y parientes cercanos emigraron a los Estados Unidos. Se esforzaron por el éxito y un futuro mejor.

Mis padres me enseñaron que su historia es en muchos sentidos la mía también. Lo uso como inspiración para ayudar a mi comunidad. Trabajar en FINCA me ha enseñado la importancia de la independencia financiera, el desarrollo comunitario y el empoderamiento de las mujeres. Además, estudié la historia de FINCA en América Latina y el éxito de los microcréditos, la banca comunal y muchos otros programas. Mi propia familia en El Salvador ha atribuido su éxito a formas de banca comunal y microcréditos que les permitieron nutrir sus negocios.

La historia del éxito de las microfinanzas en América Latina

América Central, propensa a los desastres naturales y recuperándose de años de inestabilidad financiera, es de hecho donde comenzó FINCA. En 1985 se abrió uno de los primeros Bancos Comunales en mi país de El Salvador. Los siguientes serían México, Honduras, Guatemala y Haití en 1989. En ese momento, las instituciones bancarias tradicionales no otorgaban préstamos lo suficientemente pequeños para muchos pequeños agricultores. Village Banking permitió que las pequeñas comunidades obtuvieran un «préstamo de aldea» y cada agricultor pagaría una parte. Este fue el nacimiento de los microcréditos.

Hoy, mi familia en El Salvador ha sentido inestabilidad debido al entorno macroeconómico inestable. Antes de 2020, muchos salvadoreños ganaban menos de dos dólares la hora. Muchos, incluida mi familia, dependen del turismo local y las donaciones, pero el crimen y la violencia dificultan la vida. Sin embargo, la introducción de sistemas de pago por uso ha facilitado el acceso a microcréditos y servicios financieros para mi familia y su comunidad. Ha creado una red de seguridad para las personas que más lo necesitan.

Un futuro de éxito

Estas historias no se limitan a El Salvador. La independencia económica sigue siendo la meta de mi familia tanto en El Salvador como en los Estados Unidos. Es uno de mis propios objetivos. Mis propias experiencias, así como esta pasantía, me motivan a lograr este objetivo y ayudar a otros a lograrlo también. Conozco de primera mano las repercusiones de la pobreza, pero ahora también conozco el trabajo que se está haciendo para eliminarla. FINCA se ha dedicado a ayudar a las personas a construir activos, crear empleos y elevar su nivel de vida. Yo también seguiré dedicando mi carrera a hacer lo mismo.